La idea es que la olla sea un
tanto profunda logrando que el recipiente quede como mínimo a unos 5 cm del fondo.
De esta forma se logra un colchón de aire (la primer olla no lleva agua). Al
mismo tiempo la tapa debe cubrir bien el recipiente, logrando así cerrar un
calor envolvente.
El fuego del calentador deberá
estar lo más bajo posible y si bien lleva un tiempo importante de cocción es
ideal para esos días de mal clima en los que no se puede avanzar, siendo un
entretenimiento más para las largas horas de espera.
Una forma de conservación muy
práctica cuando se va a la montaña es la siguiente:
Hervir el trozo de carne deseado
(por lo general carne para estofado) y trozarlo. Congelarlo y envolver en papel
de aluminio, bolsas y papeles de diario.
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